Se cree que entre las centurias IV y III A. C. los sacerdotes
mayas idearon un sistema de numeración vigesimal que se basó en la
posición de las cifras y en el empleo del cero. Representaban las
unidades hasta cuatro por medio de puntos, el cinco con barra y el cero
por una especie de concha. Utilizaban las posiciones para representar
cifras mayores de diecinueve. En su sistema, el valor de las posiciones
aumenta de veinte en veinte, de abajo para arriba.
Los
conocimientos astronómicos mayas, propios también de la clase
sacerdotal, son dignos de admirarse. No ignoraban los movimientos de los
cuerpos celestes y eran capaces de predecir los eclipses y el curso de
Venus como estrella de la mañana o de la tarde. Esta sabiduría pasmaba
al pueblo y le hacía pensar que sus jefes espirituales estaban
íntimamente ligados a sus deidades: el Sol, la Luna, Venus, etc.Los
mayas tenían dos tipos de calendario: el correspondiente al año
sagrado de 260 días o "tzolkín", el único conocido por el vulgo y empleado para regular su vida ceremonial, y el año calendárico o "haab" de 365 días.
sagrado de 260 días o "tzolkín", el único conocido por el vulgo y empleado para regular su vida ceremonial, y el año calendárico o "haab" de 365 días.
Los libros de las tradiciones mayas.Los únicos códices mayas que
lograron escapar a la destrucción causada por los religiosos españoles
fueron el de Dresde, el Tro-Cortesiano y el Pereciano. Estos manuscritos
están dispuestos en
tiras largas que se doblaban a manera de biombo. El de Dresde es esencialmente un tratado de astronomía; el Tro-Cortesiano es, en su mayor parte, un libro de adivinanzas que, ayudaba a los sacerdotes a predecir la suerte y el Pereciano es fundamentalmente ritualista.Existen además varios manuscritos postcolombinos escritos por indígenas a quienes los frailes habían enseñado a registrar su lengua por medio del alfabeto castellano. En estos libros anotaron los
indígenas todos los restos que de su ciencia antigua lograron reunir. Entre los que conocemos, escritos en maya, están los "Libros del Chilam Balám", de Mani, de Tizimín, de Chumayel y de otras ciudades. Hay otros, escritos en quiché y cakchiquel: el "Popol Vuh" o "Libro de los quichés", que contiene información sobre cosmogonía, religión, mitología, etc., y los "Anales de los Cakchiqueles" que consignan la historia de ese grupo.
tiras largas que se doblaban a manera de biombo. El de Dresde es esencialmente un tratado de astronomía; el Tro-Cortesiano es, en su mayor parte, un libro de adivinanzas que, ayudaba a los sacerdotes a predecir la suerte y el Pereciano es fundamentalmente ritualista.Existen además varios manuscritos postcolombinos escritos por indígenas a quienes los frailes habían enseñado a registrar su lengua por medio del alfabeto castellano. En estos libros anotaron los
indígenas todos los restos que de su ciencia antigua lograron reunir. Entre los que conocemos, escritos en maya, están los "Libros del Chilam Balám", de Mani, de Tizimín, de Chumayel y de otras ciudades. Hay otros, escritos en quiché y cakchiquel: el "Popol Vuh" o "Libro de los quichés", que contiene información sobre cosmogonía, religión, mitología, etc., y los "Anales de los Cakchiqueles" que consignan la historia de ese grupo.